sábado, octubre 19, 2013

I
Dije que te  escribiría o te dije que escribiría de ti.
No lo recuerdo.
Ahora estoy en un café en una esquina de la ciudad.
Hace noche, luna y frío.
En una mesa una mujer espera.
Yo leo una novela de un autor que ya murió.
El café dejará su  aroma  en mi auto.
Estas palabras son para ti.

II
Te dije que te escribiría o dije que escribiría para ti.
No lo sé, pude haber dicho ambas cosas.
Ayer  hizo calor, mucho. El verano  extiende, y la yerba  se seca.
Pero ayer pudo llover, es decir, imagino que ayer pudo llover.
Imagino el cielo gris,  las quizá un relámpago, y luego las gotas chocando contra las ventanas y cayendo sobre los vidrios creando ríos verticales, uniéndose en  lagos diminutos en los pasillos, en los  pisos.
Imagino el olor a tierra mojada,  el aire húmedo y fresco, la noche goteando.
Estas palabras son para ti.

III
Una noche  pensé que siempre te escribiría, o una noche  te dije que siempre  escribiría de ti.
No lo recuerdo.
Tengo un par de cuadernos nuevos. Sus hojas blancas son un lienzo y un reto,
También son  una nube, o espuma sobre las olas. No sé qué palabras escribir primero.

La palabra que escriba  se quedará en la página,  como  tus ojos en mi recuerdo,
como tu caricia en  la nostalgia de una parte de mi cuerpo, como una cicatriz,
ahí, recordando que existes. Pero si la página es nube o espuma, la palabra se disipará,
y sólo perdurará en la memoria de quien la vio en el breve instante de su existencia.
Estas palabras son para ti.

IV
Una tarde me  dijiste  que escribiera de ti, o una tarde me dijiste que te escribiera.
Quizá no lo recuerdas.
Te recuerdo y recuerdo que te recuerdo por las tardes,
a veces te recuerdo  en las noches sin luna,
en aquellas en que camino por el centro de la ciudad
llena ruidos o vacía de ruidos, o vacía de silencios.
Camino y  escucho mis pasos.
Supongo entonces que la ciudad se llena de silencio.
De mi silencio y del tuyo.

Estas palabras son para ti.  
I
Dije que te  escribiría o te dije que escribiría de ti.
No lo recuerdo.
Ahora estoy en un café en una esquina de la ciudad.
Hace noche, luna y frío.
En una mesa una mujer espera.
Yo leo una novela de un autor que ya murió.
El café dejará su  aroma  en mi auto.
Estas palabras son para ti.

II
Te dije que te escribiría o dije que escribiría para ti.
No lo sé, pude haber dicho ambas cosas.
Ayer  hizo calor, mucho. El verano  extiende, y la yerba  se seca.
Pero ayer pudo llover, es decir, imagino que ayer pudo llover.
Imagino el cielo gris,  las quizá un relámpago, y luego las gotas chocando contra las ventanas y cayendo sobre los vidrios creando ríos verticales, uniéndose en  lagos diminutos en los pasillos, en los  pisos.
Imagino el olor a tierra mojada,  el aire húmedo y fresco, la noche goteando.
Estas palabras son para ti.

III
Una noche  pensé que siempre te escribiría, o una noche  te dije que siempre  escribiría de ti.
No lo recuerdo.
Tengo un par de cuadernos nuevos. Sus hojas blancas son un lienzo y un reto,
También son  una nube, o espuma sobre las olas. No sé qué palabras escribir primero.

La palabra que escriba  se quedará en la página,  como  tus ojos en mi recuerdo,
como tu caricia en  la nostalgia de una parte de mi cuerpo, como una cicatriz,
ahí, recordando que existes. Pero si la página es nube o espuma, la palabra se disipará,
y sólo perdurará en la memoria de quien la vio en el breve instante de su existencia.
Estas palabras son para ti.

IV
Una tarde me  dijiste  que escribiera de ti, o una tarde me dijiste que te escribiera.
Quizá no lo recuerdas.
Te recuerdo y recuerdo que te recuerdo por las tardes,
a veces te recuerdo  en las noches sin luna,
en aquellas en que camino por el centro de la ciudad
llena ruidos o vacía de ruidos, o vacía de silencios.
Camino y  escucho mis pasos.
Supongo entonces que la ciudad se llena de silencio.
De mi silencio y del tuyo.

Estas palabras son para ti.  

jueves, octubre 17, 2013

Medirte  los dedos
Contarte las pecas
Hacerte  chilaquiles con mole
Estirarte los brazos y besarte justo a la mitad del camino
Hacerte reír
Tocarte: la punta de la nariz, el codo, la rodilla izquierda, el lóbulo de la oreja derecha,
la muñeca, la comisura de tus labios, lo que sea, pero tocarte
Inventarte historias
Que se haga de noche y nos de frío
Ir al cine y comer palomitas de chile y de dulce
Verte caminar ( de frente )
Verte caminar ( de espaldas)
Desenredarte el cabello
Despintarte los labios
Mirar la ciudad
Contar ( inútilmente ) las estrellas
Tomarnos un americano con base de espresso
Ver pasar la Luna
Leer poesía de quién quieras
Escuchar algo de Bach, algo de Cantoral, algo de Sabina, algo de Serrat, algo de Amaury, algo de Silvio, algo de Beethoven, algo de Blades, algo de Jobim.
 Cerrar  la caja del día

Descorchar la noche.