Hay un Dios, debe haberlo. A veces lo sé, a
veces lo intuyo.
A veces, no lo sé.
Es decir, paso de Hay un Dios, a ¿Hay un
Dios”.
Pero el Cosmos es demasiado grande
Quizá aun para Dios.
Se va de visita. Se descuida. Se olvida.
No pueden, imagino, necesitarle más que
aquí.
No miraba a Ruanda mientras masacraban a
los Tutsi;
Estuvo lejos, muy lejos de las mujeres
Bosnias en Sarajevo;
No lo imagino desdeñando a los palestinos
( se dice que uno de sus hijos nació cerca
de ahí), pero
¿dónde estaba cuando Sabra y Chatila ?;
no ha caminado por Chiapas
y supongo que nada sabe de las mujeres y los niños Tzotziles
acribillados en Acteal;
también entiendo que no ha leído “2666” de Roberto Bolaño
( quizá porque toma mucho tiempo leerlo completito),
ni caminado alguna noche por las calles
oscuras por donde caminan
incontables mujeres de cd. Juárez;
-
como no caminó por Chile,
Argentina, Uruguay o Paraguay o Bolivia,
ni por Auschwitz, ni
Treblinka, ni la Rusia de Stalin ( el
frío quizá) -;
nada sabe de las menores secuestradas y
vendidas como esclavas en Nigeria;
o las que encadenan a la prostitución en
Europa?
Yo pienso que de cuando en cuando se entera
(las almas de las muertas deben rondar por
su vecindario, nublar su cielo,
oscurecer su horizonte);
y le da vergüenza lo que hacemos, los que
nos decimos hechos
a su imagen y semejanza.
No sé bien entonces si se ha ido de viaje, de supervisión,
o después de Guerra de cien años, de las
matanzas de indígenas por el
imperio español,
del Tribunal del Santo oficio y su Santa
Inquisición y la primera guerra mundial,
no ha podido más y simplemente se ha ido.
Entonces quedamos nosotros, lo humanos, los
mortales. Habitando un grano de arena en una esquinita del universo, sin poder
resolver nuestra estupidez.