jueves, enero 23, 2014

No sabían (cómo saberlo), porque cada nunca se sabe que hay detrás de mirada, de un saludo, de una ( inofensiva, porque parece inofensiva) invitación “ te espero en la casa para un café”). No sabía él  (porque nunca se sabe) qué habría detrás de dar la vuelta a la derecha saliendo de su casa, para tomar la avenida que lleva a la vía rápida, que al cabo de unos minutos  desemboca en el puente, que da inicio a la calle donde está la casa donde ella le espera. Ella no sabía cómo le gustaba a él café. Él no sabía que ella llevaría falda, que cruzaría las piernas una y otra vez, que se acomodaría el cabello, para sus ojos nacieran incontables veces,  que humedecería sus labios ( los de ella) antes de beber de su taza , ni sabía que en sus labios ( los de él) se despertaría el deseo incontrolable de humedecer los suyos en los de ella. No sabían que después de un par de tazas, de la humedad de los labios, de que se agotara la tarde,  sentados en ese sillón, quizá porque  la noche era fría, su cuerpo ( el de ella) terminaría en sus brazos ( los de él) tiritando en fuego.

miércoles, enero 15, 2014

Para Juan Gelman



Lo nuestro es la soledad,
el dolor,
la pena
el desconsuelo

el otoño,
el  frío,
la lluvia pertinaz

La bruma
 El viento,
y otras cosas
que llamamos desamparo

el camino sin retorno
la brújula rota
el cielo opaco
la mar callada,
ese abismo húmedo
donde naufragan nuestros pasos
ser
grano de arena
copo de nieve
gota de lluvia
perdido en la ventisca
la helada
la tormenta

hasta que el amor
ese absurdo extraordinario,
inexplicablemente
nos toca