sábado, enero 01, 2022

INICIAMOS EL 2022

 

Iniciamos el 2022

 

 

¿Dónde estamos?,  ¿de dónde venimos?,  ¿qué buscamos?, ¿qué causas hemos defendido?, ¿algo hemos aprendido del pasado?, ¿nos seguimos tropezando con las mismas piedras? Cierto, venimos y seguimos bajo el reguardo que nos impone la pandemia. Más allá de lo que ahora sabemos del virus (tarea para la ciencia), ¿hemos aprendido algo de nosotros mismos, de nuestro miedo, de nuestra convicción de vida, de nuestro amor por los otros, de nuestro sentido de colectividad?

¿Entendemos algo más del tiempo, de la vida, esta, la que nos tocó vivir?

No iniciamos el 2022 para volver al 2010, o 2002. No podemos volver. Vamos en camino a reinventarnos. Somos los inventores de nosotros mismos. Nos hemos inventado y reinventado incontables veces: civilizaciones, culturas, imperios, arte; nos hemos inventado el tiempo  y sus cajitas (pasado-presente-futuro) ; y no sabemos aún si son necesarias las tres o lo que necesitamos es solo una, eso sí, un poco más grande quizá.

Iniciamos un ciclo más; nos gusta inventarnos calendarios, eones, eras, ciclos. Hace 12 días vivimos un solsticio más. El regreso de la luz, una vez más. Un tiempito entre los tiempos, esos, los inmemoriales. Contabilizamos nuestra eterna brevedad.  Nos gustan los ciclos. Inventamos los relojes. El Tic tac. Suponemos el tiempo…tic tac… la vida, tic tac tic tac. Ayer, hoy, mañana.

No dejamos de inventar

Somos los inventores de nosotros mismos.

Año tras año, desde que la inventamos, la riqueza se acumula en menos manos, mientras la miseria (que nación junto con la riqueza)  se expande inmisericorde como otra pandemia, esta silenciosa, pero inmisericorde porque construye pobreza. La pobreza que hará más débiles, más frágiles, más vulnerables a unos cuántos miles de millones de seres humanos.

Inventamos  el trabajo, al patrón, al obrero, la ganancia, la plusvalía.  Este 2022 se cumplen 246 años de la publicación de “La riqueza de la naciones” de Adam Smith, su complemento, “El capital”,  de Carlos Marx, oráculo del socialismo,  cumple 155 años.

Nos inventamos el poder

La lucha por la riqueza e incremento de poder  del establishment no se detiene.  No importa el nombre: Emperadores, Reyes, Monarcas, Presidentes, Sheik, Zar, Primeros Ministros, Ayatolas.

A los hombres, el poder no se nos da.  La historia nadie la cuenta mejor que el buen J.R.R. Tolkien, que supo de Hitler, de Franco, de Mussolini, de Stalin.

No nos hemos cansado de pelear

 Hace 86  años del inicio de la Guerra Civil Española, y hace 47 que terminó la dictadura Franquista, que duró  nada más 30 años (y nosotros nos quejamos de Porfirio Díaz). El “Guernica” de Picasso este año cumplirá 85.  Antonio Muñoz Molina, Javier Cercas, José maría Gironella, Javier Marías, Antonio y Juan Goytisolo, Almudena; autores,  que,  entre muchos otros, siguen escribiendo las historias de esa Historia. Quizá no habrá manera de escribirlo todo, de recordarlo todo, de saberlo todo, pero esto poco importa, porque cada memoria, cada recuerdo, cuenta.

 

No nos cansamos de pelear

Este 2022 se cumplirán 108 del inicio de la Primera Guerra Mundial (con su Verdum y su Somme, las batallas más cruentas de la historia moderna), y 82 del inicio de la 2ª que vio nacer un nuevo modelo de guerra: La fría: enfrentamientos menores y amenazas de dos bandas de malandrines, La OTAN y el Pacto de Varsovia. El Muro de Berlín, el primogénito de la guerra fría, que partió al mundo en dos, duró vigente 29 años. Hace 77 años de Hisoshima y Nagasaki.

No nos cansamos de matarnos

La Revolución Mexicana (1919-1920)  dejó 3 500 000 de muertos; la Cristiada (1926-1929), 250 000 muertos.

Guerra contra el narcotráfico en México (2006-2021): aproximadamente 350,000 muertos y 95,000 personas siguen desaparecidas.

En los últimos años en  México,   alrededor de 3500 mujeres, mueren cada año  con violencia.

Pareciera que vivimos en una guerra civil. No hay piedad. Solo furia y miedo.

 

No nos cansamos de escribir.

Miguel de Cervantes y William Shakespeare murieron  hace 406 años. Fueron las primeras grandes plumas que hablaron de la condición  humana: el amor, la  codicia, la ambición, los celos, la traición, la lealtad, el honor. El quijote sigue cabalgando, hay terrores  disfrazados de molinos en cada esquina. Y no pasa una noche sin que  Hamlet busque al traidor  que asesinara  a su padre; sin que Macbeth se bañe en sangre  por la ambición de poder; sin que Romeo se encuentre con Julieta en alguna preparatoria de la ciudad

 

Hace medio siglo  de la publicación de los   referentes del "Boom latinoamericano", (Cortázar, García Márquez, Vargas Llosa y Fuentes) hace 59 años de la publicación de “Rayuela” y 55 de “Cien años de Soledad”, 53 de “Conversación en la Catedral”, y 64 de  de  “La región más transparente”.    Lezama Lima publicaría  “Paradiso” en 1966, Juan Rulfo, su “Pedro Páramo” en 1955, Alejo Carpentier su “Siglo de las Luces”, en 1962, y  Miguel Ángel Asturias, “ El señor presidente “ en  1967.  Tuvimos entre nosotros una  Gabriela Mistral, aunque en vida se llamó también  Lucila Godoy; este 2022 se cumplen  65 años de su muerte. Su poesía iluminó  el vasto territorio latinoamericano. Ya ha llovido desde última generación literaria capaz de crear un estilo propio de literatura latinoamericana.

Nos inventamos la música.

Seguimos escuchando las invenciones de un  pasado que solo parece distante. Hace 272  años murió  Johan Sebastian Bach,  hace 195 Ludwig van Beethoven,  175 Felix Mendelssohn, y 85 que murió George Gershwin. Bela Bartok muere hace 77 años y Mstislav Rostropovich (y su cello imbatible) murieron hace 15 años. A todos los seguimos escuchando.

Como seguimos escuchando, como hace  59 años el primer disco de los Beatles (“Please please me”)  y como hace 52 el último (“Let it be”). Nos quedamos sin Lennon hace 42 años, sin Harrison hace 21. Pero la música del cuartero ahí está flotando en medio de la nube, que es nuestro registro Akáshico.

 

Nos hemos inventado, este suerte de breve eternidad, por eso aunque no se escuchan los pasos de  Louis Amstrong desde hace 51 años, los de Ella Fitzgerald  hace 26, y  los de  Sinatra hace 24, ellos siguen cantando como siempre. Y aunque Carlos Gardel, murió hace 87 años, los que saben dice que está cantando mejor que nunca.

Hace rato que se fueron quienes me sembraron.

Mis abuelos Eugenio y Juan Benjamín hace más de 60. María Elena, mi abuela paterna hace 37.Mi Madre Consuelo, hace 35. Mi abuela Tima, hace 34. Adolfo Morales Spínola, hace 30.

Según mis cuentas  a los 15   escribí mi primer poema ( pero pude escribirlo  las 14 o los 13; la verdad, no lo recuerdo. Hace 22 años que publiqué mi primer libro, y hace 37 que escribí mi primer artículo para  “El Mexicano” y en el 2021 escribí un  libro más, “Pensándolo bien, antes de ti/ después de ti”). Hace 35 años que hago radio.

 

Sé que la vida es corta;  que no hay tiempo;  que nada hacemos solos, que poco – si es que hay algo – que concluimos en esta vida; que lo que hacemos, de una forma u otra, continua la obra de alguien, y que será otro quien continua la nuestra.

 

Sé que soy bendecido por el amor y que la generosidad de los dioses es inagotable (sé que nos dieron el olvido y la esperanza), pero que el mañana siempre será un misterio. En algún lugar escuché que a los seres humanos nos corresponde  ir a las batallas, pero que los dioses develan el rostro de vencedores y vencidos. No lo sé bien. Pero sé que la batalla contra el hambre, contra la pobreza, contra la injusticia, contra la impunidad, contra la violencia, contra la ignorancia, contra el desconsuelo, contra el abandono es nuestra. Es mía. Y la voy a dar.

martes, septiembre 15, 2020

Historia Circular

 

Cada pueblo - como cada uno de nosotros, los irremediables mortales- , es su historia. Cada pueblo ( como cada persona), no puede ser  sino la suma de sí mismo. Suma de tiempo y tiempos, de ahora y ahoras,  de allá y aquí, reunidos en el exacto e inexorable presente.

En nuestro pueblo en cada hora se dan cita todas las horas. En cada tiempo se suman todos los tiempos. El dolor de ahora, es los dolores de siempre. El anhelo de aquí, es el anhelo de todos los aquís inexpugnablemente reunidos.

Hoy se enfrentan cara cara Hidalgo (libertador que volverá a clamar  ¡Viva Fernando VII!) y Calleja  ( militar defensor de la corona española) – un enfrentamiento entre dos súbditos leales al  mismo Rey. A Zapata lo acecha a la mala, a traición, lo embosca, lo asesina  Guajardo. Pero de cualquier forma,  Hidalgo hoy volverá a luchar en Puente de Calderón, mientras  cabalga  Zapata  rumbo a Chinameca. Hoy algunos federales y soldados esperan a la familia de Rubén Jaramillo, los subirán al auto, los bajarán en medio de golpes e insultos, les dispararán a quemarropa. Nueve balas en el cuerpo y dos en la cabeza matarán a Jaramillo. Mañana volverán a ultimar a Jaramillo y a su familia.

México, hoy, como siempre, es el Aleph de Borges, y reúne en cada tiempo,  todos los tiempos, en cada rostro, todos sus rostros, en cada muerte, todas las muertes. En esta tierra llena de almas insepultas, todas las batallas, todas las  infamias, se repiten a sí mismas en cada resquicio de este nuestro inexpugnable presente.

Hoy lucharán liberales contra conservadores, federalistas contra centralistas.  Santa Ana – que anuncia su 11 a  re-elección-  acecha y  Juan Álvarez lo está esperando.    Desde un rincón del país Ricardo Flores Magón está escribiendo “Regeración”. Hoy José revueltas publica “ El luto Humano”. Hoy, de la pluma de Juan Rulfo nacerá un hombre que viajará al pueblo donde los muertos dialogan entre sí. Juan Preciado irá a buscar a su padre,  Pedro Páramo, muerto hace años . Rulfo supo que  cada uno de nosotros es Pedro Páramo, que  cada pueblo,  se llama Comala, y que no siempre sabemos con cuántos muertos hablamos día con día. Hoy murió acribillado Zapata en Chinameca, y hoy hay 43 estudiantes desaparecidos  en Guerrero.

Hoy morirán de hambre incontables indígenas en las barracas de Valle Nacional. Hoy Plutarco,  Obregón y su jauría de militares  planearon el asesinato del Gral. Francisco R. Serrano.   Hoy lo ejecutaron en Huitzilac. Hoy Leonardo Márquez asesinará a sangre fría a indefensos prisioneros de guerra, sin remordimiento, sin piedad, sin juico, sin remordimientos.

Hoy el sacerdote Tenoch encontrará el lago donde está el islote donde un Águila devora a una Serpiente. Hoy ha muerto Cuitláhuac de viruela. Hoy ahorcaron a Cuauhtémoc. Hoy hubo un abrazo traidor en Acatempam. Hoy se reeligió Juárez   y se llamará presidente durante 14 años, mientras  Díaz  se levanta en armas en La Noria contra la reelección. “No más reelecciones”, dirá el dictador que gobernó más de 30 años . Hoy el ejército voló en pedazos la puerta de la preparatoria San Ildefonso, hoy asesinaron a jóvenes en Tlatelolco, en Tacuba, en Guerrero, en Veracruz, en Chihuahua. Hoy alguien dirá que ya no somos pobres, que la riqueza viene por nosotros. Que  han completado las reformas; que el México de bonanza está tocando nuestras puertas. Mientras hoy incontables morirán de hambre, de enfermedades curables, de injusticia y de impunidad.

Somos un Aleph, una historia circular. Hoy Cortés planeará una encerrona contra los Tlaxcaltecas, Guajardo contra Zapata, obregonistas contra Villa, Díaz Ordaz otra con los estudiantes, los federales otra contra Jaramillo, guardias blancas y los militares contra los  indígenas. Nada está muerto, todo está vivo. Lo mismo la historia que los deseos.

De los sepulcros se escuchan los nombres de los asesinos. Las calles están llenas de almas insepultas. Hoy los indígenas reclamarán justicia al Virrey. Hoy el Virrey les enviará un mensajero que les mentirá. Sólo  las piedras, las nubes, el viento  y los árboles hablan con los indígenas.

Hoy encerrarán en Lecumberri  a Villa, a  Demetrio Vallejo, a José Revueltas, a Siqueiros, a José Agustín, Raúl Álvarez Garín, hasta al buen Álvaro Mutis – que solo escribía las aventuras de un gaviero que se llamaba Makrol- , también se lo cargarán.

Hoy perseguirán a Genaro Vázquez y a Lucio Cabañas. Hoy asesinarán a Manuel Buen Día por publicar que no hay diferencia entre gobierno y narcotráfico. La orden vendrá  de la Dirección Federal de Seguridad.

Hoy Orozco, Rivera y Siqueiros harán hablar a los  muros porque el gris del silencio es inadmisible.

Hoy alguien demandará justicia para los miserables. Hoy alguien, escribirá en alguna pared el nombre del asesino.

Hoy Rosario Castellanos escribirá su “Oficio de Tinieblas” y nacerá “Juan Pérez Jolote” de la mano de Ricardo Pozas. Hoy Ramón López Velarde escribirá su “Suave Patria”. Hoy en el norte sigue cabalgando Villa, a quién sigue persiguiendo (inútilmente, claro está) el general Pershing. Hoy Obregón tratará de vencer a los Dorados de Villa, porque Carranza, el dictador que esconde la ley en su bolsa, así lo manda.

Hoy mismo esperan a Villa en la misma esquina de Parral, los hombres que lo acribillarán. Pero, hoy, ni Villa falta a la esquina de Parral, ni Zapata llega tarde a Chinameca, ni Jaramillo  huye de sus destino, ni los campesinos faltan a Aguas Blancas, ni los indígenas Tozoziles eluden Acteal, ni los  estudiantes evaden Tlatelolco. Ni el jueves de corpus, ni Ayotnizapa. Los asesinos, se entiende, nunca faltan a la cita.     

Hoy escribirá Sabines “ Yo no lo sé de cierto, lo supongo”. Hoy Luis Guzmán  soñará una historia que se llamará “ La sombra del Caudillo”, mientras Carlos Fuentes desenmascara  ” La Región más trasparente”.

Hoy Ciudad Juárez es Comala, y las voces de las muertas se confunden con el grito del viento del desierto.

El poder es sagrado y sangriento en esta tierra desde hace tres mil años. Hoy alguien escribe, “Tierra y Libertad”.

Hoy alguien demanda, vivos se los llevaron, vivos los queremos.

Hoy , escribimos todo, deseamos todo. Lo deseamos los vivos, lo deseamos los muertos

domingo, marzo 22, 2020

SPINOLA



He vuelto a ser mi padre.

Cocinar seguramente es un rasgo Spínola. Un rasgo que además es un gusto que asumen casi como una vocación.

La primera que recuerdo  de la dinastía Spínola es mi abuela Elena. Las comidas en su casa eran cosa seria, al menos en términos del menú. Nacida en la península de Yucatán, y luego ciudadana por años de Veracruz (“Solo Veracruz es bello” aclara las posibles dudas un letrero en una de  las entradas de la ciudad), cuando la visitábamos los domingos servía a la mesa con aquella tranquilidad lo mismo Cochinita Pibil, Camarones al Mojo de ajo, Huachinango entero, Pulpos en su tinta, que sopa de  Migas. Había cierto desdén por las sopas simples de pasta, y los chilaquiles. Su mejor arroz era la versión de Moros y Cristianos (frijol negro sobre una cama de arroz blanco). Mi abuela Elena, además, era una espléndida bebedora de café veracruzano.

Sus hijos eran Morales Spínola , y la herencia culinaria venía en el apellido (y en el adn ) materno.
Mi tía Elena, hermana menor de mi padre (además de la abuela Elena, tengo una tía Elena y tres sobrinas con el mismo nombre), además de los guisos heredaros de su madre, incluyó versiones memorables de Bacalao, Paella, y más sensible a su vida citadina, creó  los mejores Chilaquiles Verdes de la capital mexicana.

Mi papá, Adolfo (tengo dos primos con el mismo nombre) sin ser un hombre dedicado a la cocina (sus vocaciones eran la  administración, el dominó, la lectura  y el Atlante) a la hora de cocinar  no cantaba malas rancheras. El caso es que solo visitaba la cocina  los domingos y no todos (su presencia siempre dependía del final de sábado). Su menú, a diferencia del de  su hermana tendía a ser breve pero de calidad: Migas, Hotcakes, Wafles (se compró un waflera y cansó se hacer harina por meses), chilaquiles y café (por supuesto de Veracruz).

En fin, hijo de Morales Spínola, soy mucho más Spínola que Morales. No se me dieron, ni la administración ni el Atlante (aunque reconozco un aroma  atlantista, en mi gusto por el Barza; y algo de la herencia del buen Morales Spínola en mis tiempos de jugador de dominó con mis amigos en el Black Bull de nuestra amiga Shasha la 8ª). Y  si mi condición de escritor y músico se la debo a los Moncada, el gusto por la lectura es completita del bueno Morales Spínola. Él me acercó a los autores rusos y los franceses del siglo XIX. Fue mi padre quien puso en mis manos los cuentos de Chejov y mi primer libro de Dumás (Los Tres Mosqueteros). Y para mi gusto, tengo en mi  adn, una parte gozosa  de la herencia de mi familia paterna: la cocina.

Lo mío han sido versiones  barrocas de Chilaquiles, rojos, y con mole (con pollo, con Champiñones y con lo que se pueda) ; diversos tipos de  sopes (barrocos también), algunos postres, una buena mano para el café (veracruzano), y claro los Hotcakes.

Hoy, como muchos domingos, saqué a relucir mi herencia familiar.  Domingo  de Hotcakes.
Hoy, durante poco más de una hora fui un poco, quizá un mucho, mi padre y mi abuela y mi tía, y otros Spínola cuyas vidas – y platillos se pierden en el tiempo. Todo, mientras preparaba la harina, calentaba  el sartén y recordaba el aroma que unía los incontables tiempos.

miércoles, marzo 18, 2020

Miércoles 18 de Marzo.



Miércoles 18 de Marzo.


La radio

Ayer fue el primer programa de “Letras al aire”que sufrió modificaciones por la contingencia de salud. Varias invitadas (y una conductora, Kehila R.) no pudieron asistir. Probablemente vendrán más indicaciones. Eventualmente (esto es solo una especulación mía) podría suspenderse temporalmente el programa. No lo sé, pero me parece probable. Me imagino entonces días y días  sin preparar mentalmente el guión que señala textos, secciones;  sin hablar con el equipo de producción sobre la temática del programa, sin buscar los libros de donde saldrán las lecturas. Hoy mismo revisaba la antología de mujeres poetas del siglo XX que armé  para los programas de marzo ( Maya Angelou, Anne Sexton, Alejandra Pizarnik, Tony Morrison, Clarice Lispector, Sylvia Plath). La tendré lista para el martes que viene, pero no sé si habrá programa. Pero está bien. No hay poema que salve una vida (un amor quizá). Ahora es tiempo de salvar vidas (los amores quizá lo recuperemos después).

Los amigos

He hablado con algunos. He mensajeado con otros. Ha sido bueno saber de ellos. Desahogamos inquietudes, temores. Nos abrazamos usando palabras como brazos, como manos que se estrechan. Escuchamos la calidez de sus voces. Me hizo bien. Me he dado la vuelta por sus vidas, he pasado frente a sus páginas, sus cuentas y ha sido bueno verlos. Tememos un poco por nosotros, por nuestras familias. Nos queremos.

Las clases

El lunes pasado suspendí mi primer clase de esta semana. Me sentí raro, inquieto. Aproveché la tarde para trabajar en otro proyecto. No veré el grupo en poco más de un mes. Quedé de  enviarles algunos videos. Deberán cuidarse. Retomaremos el tema de la  independencia de México (la del siglo XIX , y de pasada, la del siglo XXI). Volveremos.

Messi

Sí, Messi y el “Barza”;  Messi y Xavi e Iniesta. Recuerdo la tarde cuando hace diez años, yo estaba internado en el  hospital del ISSSTE esperando que se liberara el quirófano para que el Dr. Rueda me operara un trombo en la pierna derecha, mientras  el “Barza” le ganaba al real Madrid 5-0. Hoy no hay Messi, ni “Barza”, ni  futbol. Y no lo hay  ni en España, ni en Italia, ni en México (como no lo hay en muchos otros lugares del mundo, como no habrá otros deportes a jugarse frente a multitudes). Y qué bien que no lo haya  y en buena hora tratamos de poner las cosas en cierto orden.  Messi es Messi, pero la salud es la salud y la vida es la vida. No hay un gol que valga una vida. Aun  para quienes creemos que en algunos goles hay evidentes asomos de belleza, la vida, una sola, vale infinitamente más.   


martes, diciembre 31, 2019

CERRAMOS EL 2019




¿Dónde estamos?  ¿de dónde venimos?  ¿qué buscamos? ¿qué causas hemos defendido?
¿algo hemos aprendido del pasado? ¿nos seguimos tropezando con las mismas piedras? ¿hay algo que deseemos para nuestras vidas en  el tiempo que viene?

¿Entendemos algo más del cosmos, del tiempo, de la vida,  la que nos tocó vivir?
Nos hemos inventado. Somos los inventores de nosotros mismos. Nos hemos inventado: civilización, cultura, ciencia, arte; nos hemos inventado el tiempo  y sus cajitas (pasado-presente-futuro ; y no sabemos aún si son necesarias las tres o lo que necesitamos es solo una, eso sí, un poco más grande quizá).

Termina un ciclo más; nos hemos inventado, milenios, centurias, eones, eras. No hay mayor misterio que el tiempo. Un solsticio más. Un tiempito entre los tiempos, esos, los inmemoriales. Contabilizamos nuestra eterna brevedad. Inventamos los relojes. El Tic tac. Suponemos el tiempo…tic tac… la vida, tic tac tic tac. Ayer, hoy, mañana.
No dejamos de inventar.

Somos los inventores de nosotros mismos


Año tras año, desde que la inventamos, la riqueza se acumula en menos manos, mientras la miseria (que nació junto con la riqueza)  se expande inmisericorde como pandemia.
Inventamos  el trabajo, al patrón, al obrero, la ganancia, la plusvalía.  Este 2019 se cumplen 244 años de la publicación de “La riqueza de la naciones” de Adam Smith, su complemento, “El capital”,  de Carlos Marx, oráculo del socialismo,  cumple 152 años.

Nos inventamos el poder

La lucha por la riqueza e incremento de poder  del establishment no se detiene.  No importa el nombre: Nos inventamos Dioses, Emperadores, Reyes, Monarcas, Presidentes, Sheik, Zar, Primeros Ministros, Ayatolas.
Pero a los hombres, el poder no se nos da.  La historia nadie la cuenta mejor que el buen J.R.R. Tolkien, que supo de Hitler, de Franco, de Mussolini, de Stalin, de Videla, de Pinochet antes, mucho antes de que nacieran, porque su germen, ya había nacido.

No nos hemos cansado de pelear

Hace 83  años del inicio de la Guerra Civil Española, y hace 44 que terminó la dictadura Franquista, que duró  nada más 30 años (y nosotros que no dejamos de  quejamos de Porfirio Díaz). El “Guernica” de Picasso este año cumplió 82 de ser pintadopor el buen Pablo.  Antonio Muñoz Molina, Javier Cercas, José maría Gironella, Javier Marías, Antonio y Juan Goytisolo, Almudena son autores,  que entre muchos otros, siguen escribiendo las historias de esa Historia. Quizá no habrá manera de escribirlo todo, de recordarlo todo, de saberlo todo, pero esto poco importa, porque cada memoria, cada recuerdo es un testimonio. Como testimonios invaluables son los que recogen Elya Ehremburg y Vasili Grossman sobre el exterminio de los judíos por solados alemanes en tierra soviética durante la segunda guerra mundial. El Libro Negro, cumple 26 años de su publicación.  

No nos cansamos de pelear

Este 2017 se cumplieron 105 del inicio de la Primera Guerra Mundial (con su Verdum y su Somme, las batallas más cruentas de la historia moderna), y 80 del inicio de la 2ª, que vio nacer un nuevo modelo de guerra: La fría. Guerra que no fue sino enfrentamientos colaterales (Corea, Vietnam) y amenazas de dos bandas de malandrines (la crisis de los misiles en Cuba) entre  La OTAN y el Pacto de Varsovia. El Muro de Berlín, el primogénito de la guerra fría, que partió al mundo en dos, duró vigente 29 años. Hace 74 años de Hisoshima y Nagasaki.


No nos cansamos de matarnos

La Revolución Mexicana (1919-1920)  dejó 3 500 000 de muertos; la Cristiada (1926-1929), 250 000 muertos.
Guerra contra el narcotráfico en México (2006-2012): aproximadamente 250,000 muertos
En los últimos años en  México,   alrededor de 3000 mujeres, mueren cada año  con violencia.
Pareciera que vivimos en una guerra civil. No hay piedad. Solo furia y miedo.

No nos cansamos de escribir

 Miguel de Cervantes y William Shakespeare murieron  hace 403 años. Fueron las primeras grandes plumas que hablaron de la condición  humana: el amor, la  codicia, la ambición, los celos, la traición, la lealtad, el honor. El quijote sigue cabalgando, hay terrores  disfrazados de molinos en cada esquina. Y no pasa una noche sin que  Hamlet busque al traidor  que asesinara  a su padre; sin que Macbeth se bañe en sangre  por la ambición de poder; sin que Romeo se encuentre con Julieta en alguna preparatoria de la ciudad

Hace medio siglo  de la publicación de los   referentes del "Boom latinoamericano", (Cortázar, García Márquez, Vargas Llosa y Fuentes) hace 56 años de la publicación de “Rayuela” y 52 de “Cien años de Soledad”, 50 de “Conversación en la Catedral”, y 61 de  de  “La región más transparente” de Fuentes.    Lezama Lima publicaría  “Paradiso” en 1966, Juan Rulfo, su “Pedro Páramo” en 1955, Alejo Carpentier su “Siglo de las Luces”, en 1962, y  Miguel Ángel Asturias, “ El señor presidente “ en  1967.  Tuvimos entre nosotros una  Gabriela Mistral, aunque en vida se llamó también  Lucila Godoy; este 2019 se cumplen  62 años de su muerte. Su poesía iluminó  el vasto territorio latinoamericano. Ya ha llovido desde última generación literaria capaz de crear un estilo propio de literatura latinoamericana. Pero aquí está Roberto Bolaño, dejando obra y estilo entre nosotros para iluminar nuestra literatura.

Nos inventamos la música

Seguimos escuchando las invenciones de un  pasado que solo parece distante. Hace 269  años murió  Johan Sebastian Bach,  hace 192 Ludwig van Beethoven,  172 Felix Mendelssohn, y 80 que murió George Gershwin. Bela Bartok muere hace 74 años y Mstislav Rostropovich (y su cello imbatible) murieron hace 12 años. A todos los seguimos escuchando.
Como seguimos escuchando, como hace  55 años el primer disco de los Beatles (“Please please me”)  y como hace 48 el último (“Let it be”). Nos quedamos sin Lennon hace 39 años, sin Harrison hace 18. Pero la música del cuartero ahí está flotando en medio de la nube, que es nuestro registro Akáshico.

Nos hemos inventado, esta suerte de breve eternidad, por eso aunque no se escuchan los pasos de  Louis Amstrong desde hace 47 años, los de Ella Fitzgerald  hace 23, y  los de  Sinatra hace 21, ellos siguen cantando como siempre. Y aunque Carlos Gardel, murió hace 84 años, los que saben dice que está cantando mejor que nunca.

Para entender este mundo pareciera que hay que saber palabras como:  Al Qaeda, Sunita, Chíita, Euro, globalización, Brexit, células madre,  ISIS, Palestina, Putin, Trump, petróleo,  Producto interno bruto, redes sociales,  Twuiter, Facebook, Instagram, móvil,  Aunque –tristemente- se usan menos palabras como: amor,  cielo, noche, alma, amigo, compromiso, ven, alegría, justicia,  pasión, sentir, poesía, reír, abrazar.

Mi propia invención


Hace rato que se fueron quienes me sembraron.
Mis abuelos Eugenio y Juan Benjamín hace más de 60. María Elena, mi abuela paterna hace 34.Mi Madre Consuelo, hace 32. Mi abuela Tima, hace 31. Adolfo Morales Spínola, hace 28.

Según mis cuentas  a los 15   escribí mi primer poema (pero pude escribirlo  las 14 o los 13; la verdad, no lo recuerdo). Hace 19 años que publiqué mi primer libro, y hace 34 que escribí mi primer artículo para  “El Mexicano” y en el 2018 escribí un  libro más, “Tierrabajo”. Hace 31 años que hago radio.

Sé que la vida es corta;  que no hay tiempo;  que nada hacemos solos, que poco – si es que hay algo – que concluimos en esta vida; que lo que hacemos, de una forma u otra, continua la obra de alguien, y que será otro quien continua la nuestra.
Mi hijo Yoall dice, y dice bien, que la única forma de ganar una batalla es heredándola
Sé que soy bendecido por el amor, y que la generosidad de los dioses es inagotable (sé que nos dieron el olvido y la esperanza), pero que el mañana siempre será un misterio.
 Este 2019 me hice de tres plumas y 11 (pero podrían ser trece) libros más.

jueves, febrero 07, 2019

EL COLECTIVO



9.- Tuve dos  hermanos (un administrador y atlantista,  y un vendedor inmune al futbol y al chachacha) y una hermana (educadora de jardín de niños, que luego directora y supervisora al servicio del SNTE). Fueron ocho mis tíos en total. Cuatro  paternos, cuatro  maternos. Quince primos maternos y veintiún paternos. Dos abuelos maternos: Juan  (el trompetista) y Tinita, y dos paternos:  la abuela Elena (y bueno, del abuelo paterno desterrado de la memoria familiar, ni su sombra).
Lo que sigue es la larga y divertida historia de un colectivo integrado por tíos, primos, abuelas, hermanos, padres, compadres y comadres. El colectivo, viajaba a Veracruz a las vacaciones de verano; a Puebla a la visita anual “reglamentaria” al Cristo Negro en marzo o abril – un Cristo negro que a mis primos y a mí, siempre nos daba terror-; a Xochimilco algún domingo a comer Barbacoa y carnitas en trajinera,  a Cuernavaca en la primavera (con desayuno de quesadillas y champurrado en Tres Marías), a Xalapa a visitar al padrino Gustavo y su esposa Alicia,  a Tepotzotlán a comer mole en enchiladas.

Claro que el número de los miembros del colectivo variaba, así que lo mismo éramos  15 en una comida de fin de semana,  que más de 30 en un cumpleaños, o en la cena de navidad en casa de las abuelas Tina o Nena, o en la noche de año nuevo (se entenderá que la comida o cena era por tandas, básicamente por estaturas).

Claro que el colectivo tenía una claro liderazgo de las abuelas que cuidaron por décadas – y hasta donde fue humanamente posible- las buenas relaciones entre hijos y nietos, procurando que su comida fuera insuperable.

El estilo general del colectivo tenía dos elementos  era festivo y abigarrado; lo festivo era una  herencia natural del ADN  Moncada, todos amantes del Cha Cha cha, la Huaracha, el Son y el  Danzón; y lo abigarrado venía de la voluntad de la vuela Elena (Nena) de que sus hijos y nietos la rodearan permanentemente, donde ella estaba, tenían que estar todos. De hecho, “invitaba” a sus hijos – solo ellos- a visitarla todos los martes, donde, les servía Huachinango al mojo de ajo mientras les pedía cuentas de la vida. Así que a la menor provocación, el colectivo  reunía a miembros Morales y Moncada, para celebrar lo que fuera, donde fuera.

Yo era el sexto nieto de los Morales, y el segundo de los Moncada. Nada espectacular. Pero tenía algo que me distinguía: para mi abuela Tina, era el único nieto músico, heredero de los “ojos tristes” de mi abuelo Juan Benjamín (el trompetista); mientras que para mi abuela Nena, yo era a veces, algo así como un extraterrestre que se había colado entre los humanos, y a veces el único nieto que podría escribir la historia de su familia (entendamos, el colectivo). También para mis primos yo era un tipo raro, un tanto solitario e introvertido,  que era Scout (así que con frecuencia salía de campamento), que era, además, poco afecto a discotecas o bares, y se la pasaba leyendo y escribiendo (lo que a mi familia Morales le resultaba, cuando menos sospechoso, mientras que a mis tíos Moncada, les parecía de lo más normal).

Pero, aunque mis primos y tíos quizá no lo supieron bien, yo me la pasaba de maravilla en el colectivo: lo mismo en Veracruz paseando por el malecón o comiendo nieve de Guanábana en el parque del centro, o tomando café en La Parroquia, o paseando en los tranvías;  que durante el  camino a Puebla a la visita del Cristo negro ( y comiendo chalupas de mole en el mercado ), o cuando visitábamos a la vuela Tina, en la época en que vivió con su hermana, la tía Ruth, o cuando jugaba coladeritas con mis primos y mi hermano Paul en Jacarandas, o cuando paseábamos por los andadores de Villa Coapa, y cuando comíamos tacos de  barbacoa con chicharrón y salsa borracha en trajinera en Xochimilco.

Mi infancia y adolescencia están enmarcadas por ese colectivo: primos, primas, tíos, tías, las abuelas, mis hermanos celebrando festivamente que era sábado de familia y que la fiesta era en casa de Tina, o  domingo y nos esperaba la paella en casa de la abuela Nena.

El colectivo, se entiende, es la parcela de humanidad con la que me tocó vivir. Es decir, la vida pasó entre nosotros: fuimos niños jugando futbol en la calle y comiendo pastel en los cumpleaños, fuimos adolescentes  bailando con las novias en las fiestas, estuvimos en nuestras bodas, vimos crecer a nuestros hijos; vimos como nuestros padres se convirtieron en los abuelos cuando ya no hubo ni abuela Nena, ni abuela Tina; despedimos a todos los abuelos que fueron nuestros padres y vamos camino a ver a  nuestros nietos comiendo su pastel de cumpleaños e intercambiando regalos en la noche de navidad.

domingo, enero 27, 2019

FIN DE LA INFANCIA


8.- Llegado al Estado de México, al fraccionamiento Jacarandas, cambié de escuela. La primaria la estudié en la escuela pública, a partir de tercer año y hasta sexto,  tenía nombre de prócer de la patria José María Morelos y Pavón. Plantel amplio y seco. Una línea de salones, uno junto a otro. Todos grises,  fríos, como el agua: Inoloros, insaboros, incoloros. El patio se dividía en dos. Una parte  de cemento, donde nos formábamos en las mañanas, celebrábamos las asambleas, los lunes y los días festivos (cuando tocaban). La segunda parte era un terregal despoblado árido, propio de películas de vaqueros. No había árboles, ni pasto, ni plantitas. En los recreos jugábamos futbol llanero: campos de piedras, porterías de piedras.  Los salones eran las tristes penínsulas de ese mar de tierra rota.

Las clases discurrían una tras otra. Poco recuerdo de los maestros o maestras. Hombres y mujeres que no dejaron mayor huella en mi memoria. Ahora que lo pienso suena cuando menos triste. Recuerdo los rostros de dos o tres compañeros con quienes jugaba en los recreos y compraba algún dulce en la tiendita que estaba justo frente a la escuela. La primera era mixta (aunque tampoco recuerdo nombres o rostros de compañeras), y recuerdo que a ella asistía mi hermana (dos grados por debajo del mío) y llegábamos y nos íbamos juntos a la escuela.

Mi horario era matutino, y supongo que de 7 a 1.
A la salida no había más que irse a casa (acaso una pasadita a la tiendita), donde mamá nos esperaba.
Mi infancia entre los 8 y 11 años, no dejó mucha huella en mí.

Mi calle, Sinaloa,  tardó en poblarse. Poco a poco llegaron los que serían mis amigos de calle. Samuel frente a mi casa, Alfonso y Víctor que vivían en la esquina; las hermanas Rojas, que se instalaron a un lado de la casa de Samuel.

Mis tardes era  caseras. Tareas,  ver un poco de t.v.: el tío Gamboín y sus caricaturas, algunas series norteamericanas como Lassie, el Llanero Solitario, prepararnos con la llegada de papá del trabajo,  para la cena  y el baño. Con el paso de los años  y la llegada de los amigos, jugar “coladeritas” en la calle, dejó de lado las series vespertinas y las caricaturas del tío de la tele.

Esa infancia fue lejana del mundo, y de México. Nada supe. En casa no se habló de ello, pero no muy lejos de Jacarandas en el Estado de México, el gobierno de Adolfo López Mateos, usó al ejército para reprimir (armas de por medio) movimientos de ferrocarriles, de maestros y de líderes agrarios. Los líderes que no murieron, fueron encarcelados en Lecumberri (como Demetrio madero). Otros, como el líder agrario Rubén Jaramillo fue asesinado (juntos con su familia). Yo tenía 7 años. Tardé en enterarme. Pero con el tiempo  supe que reprimir con violencia, encarcelar líderes en Lecumberri, y enterrar a otros, era una larga costumbre de los presidentes mexicanos.

Tarde que temprano, mi infancia y mi inocencia terminarían.