Iniciamos el 2022
¿Dónde estamos?, ¿de
dónde venimos?, ¿qué buscamos?, ¿qué
causas hemos defendido?, ¿algo hemos aprendido del pasado?, ¿nos seguimos
tropezando con las mismas piedras? Cierto, venimos y seguimos bajo el reguardo
que nos impone la pandemia. Más allá de lo que ahora sabemos del virus (tarea
para la ciencia), ¿hemos aprendido algo de nosotros mismos, de nuestro miedo,
de nuestra convicción de vida, de nuestro amor por los otros, de nuestro
sentido de colectividad?
¿Entendemos algo más del tiempo, de la vida, esta, la que
nos tocó vivir?
No iniciamos el 2022 para volver al 2010, o 2002. No podemos
volver. Vamos en camino a reinventarnos. Somos los inventores de nosotros
mismos. Nos hemos inventado y reinventado incontables veces: civilizaciones,
culturas, imperios, arte; nos hemos inventado el tiempo y sus cajitas (pasado-presente-futuro) ; y no
sabemos aún si son necesarias las tres o lo que necesitamos es solo una, eso
sí, un poco más grande quizá.
Iniciamos un ciclo más; nos gusta inventarnos calendarios,
eones, eras, ciclos. Hace 12 días vivimos un solsticio más. El regreso de la
luz, una vez más. Un tiempito entre los tiempos, esos, los inmemoriales.
Contabilizamos nuestra eterna brevedad.
Nos gustan los ciclos. Inventamos los relojes. El Tic tac. Suponemos el
tiempo…tic tac… la vida, tic tac tic tac. Ayer, hoy, mañana.
No dejamos de inventar
Somos los inventores de nosotros mismos.
Año tras año, desde que la inventamos, la riqueza se acumula
en menos manos, mientras la miseria (que nación junto con la riqueza) se expande inmisericorde como otra pandemia,
esta silenciosa, pero inmisericorde porque construye pobreza. La pobreza que
hará más débiles, más frágiles, más vulnerables a unos cuántos miles de millones
de seres humanos.
Inventamos el
trabajo, al patrón, al obrero, la ganancia, la plusvalía. Este 2022 se cumplen 246 años de la
publicación de “La riqueza de la naciones” de Adam Smith, su complemento, “El
capital”, de Carlos Marx, oráculo del
socialismo, cumple 155 años.
Nos inventamos el poder
La lucha por la riqueza e incremento de poder del establishment no se detiene. No importa el nombre: Emperadores, Reyes,
Monarcas, Presidentes, Sheik, Zar, Primeros Ministros, Ayatolas.
A los hombres, el poder no se nos da. La historia nadie la cuenta mejor que el buen
J.R.R. Tolkien, que supo de Hitler, de Franco, de Mussolini, de Stalin.
No nos hemos cansado de pelear
No nos cansamos de pelear
Este 2022 se cumplirán 108 del inicio de la Primera Guerra
Mundial (con su Verdum y su Somme, las batallas más cruentas de la historia
moderna), y 82 del inicio de la 2ª que vio nacer un nuevo modelo de guerra: La
fría: enfrentamientos menores y amenazas de dos bandas de malandrines, La OTAN
y el Pacto de Varsovia. El Muro de Berlín, el primogénito de la guerra fría,
que partió al mundo en dos, duró vigente 29 años. Hace 77 años de Hisoshima y
Nagasaki.
No nos cansamos de matarnos
La Revolución Mexicana (1919-1920) dejó 3 500 000 de muertos; la Cristiada
(1926-1929), 250 000 muertos.
Guerra contra el narcotráfico en México (2006-2021):
aproximadamente 350,000 muertos y 95,000 personas siguen desaparecidas.
En los últimos años en
México, alrededor de 3500
mujeres, mueren cada año con violencia.
Pareciera que vivimos en una guerra civil. No hay piedad.
Solo furia y miedo.
No nos cansamos de escribir.
Miguel de Cervantes y William Shakespeare murieron hace 406 años. Fueron las primeras grandes
plumas que hablaron de la condición
humana: el amor, la codicia, la
ambición, los celos, la traición, la lealtad, el honor. El quijote sigue
cabalgando, hay terrores disfrazados de
molinos en cada esquina. Y no pasa una noche sin que Hamlet busque al traidor que asesinara
a su padre; sin que Macbeth se bañe en sangre por la ambición de poder; sin que Romeo se
encuentre con Julieta en alguna preparatoria de la ciudad
Hace medio siglo de
la publicación de los referentes del
"Boom latinoamericano", (Cortázar, García Márquez, Vargas Llosa y Fuentes)
hace 59 años de la publicación de “Rayuela” y 55 de “Cien años de Soledad”, 53 de
“Conversación en la Catedral”, y 64 de
de “La región más
transparente”. Lezama Lima
publicaría “Paradiso” en 1966, Juan
Rulfo, su “Pedro Páramo” en 1955, Alejo Carpentier su “Siglo de las Luces”, en
1962, y Miguel Ángel Asturias, “ El
señor presidente “ en 1967. Tuvimos entre nosotros una Gabriela Mistral, aunque en vida se llamó también Lucila Godoy; este 2022 se cumplen 65 años de su muerte. Su poesía iluminó el vasto territorio latinoamericano. Ya ha
llovido desde última generación literaria capaz de crear un estilo propio de
literatura latinoamericana.
Nos inventamos la música.
Seguimos escuchando las invenciones de un pasado que solo parece distante. Hace 272 años murió Johan Sebastian Bach, hace 195 Ludwig van Beethoven, 175 Felix Mendelssohn, y 85 que murió George
Gershwin. Bela Bartok muere hace 77 años y Mstislav Rostropovich (y su cello
imbatible) murieron hace 15 años. A todos los seguimos escuchando.
Como seguimos escuchando, como hace 59 años el primer disco de los Beatles (“Please
please me”) y como hace 52 el último
(“Let it be”). Nos quedamos sin Lennon hace 42 años, sin Harrison hace 21. Pero
la música del cuartero ahí está flotando en medio de la nube, que es nuestro
registro Akáshico.
Nos hemos inventado, este suerte de breve eternidad, por eso
aunque no se escuchan los pasos de Louis
Amstrong desde hace 51 años, los de Ella Fitzgerald hace 26, y
los de Sinatra hace 24, ellos
siguen cantando como siempre. Y aunque Carlos Gardel, murió hace 87 años, los
que saben dice que está cantando mejor que nunca.
Hace rato que se fueron quienes me sembraron.
Mis abuelos Eugenio y Juan Benjamín hace más de 60. María Elena,
mi abuela paterna hace 37.Mi Madre Consuelo, hace 35. Mi abuela Tima, hace 34.
Adolfo Morales Spínola, hace 30.
Según mis cuentas a
los 15 escribí mi primer poema ( pero
pude escribirlo las 14 o los 13; la
verdad, no lo recuerdo. Hace 22 años que publiqué mi primer libro, y hace 37
que escribí mi primer artículo para “El
Mexicano” y en el 2021 escribí un libro
más, “Pensándolo bien, antes de ti/ después de ti”). Hace 35 años que hago
radio.
Sé que la vida es corta;
que no hay tiempo; que nada
hacemos solos, que poco – si es que hay algo – que concluimos en esta vida; que
lo que hacemos, de una forma u otra, continua la obra de alguien, y que será
otro quien continua la nuestra.
Sé que soy bendecido por el amor y que la generosidad de los
dioses es inagotable (sé que nos dieron el olvido y la esperanza), pero que el
mañana siempre será un misterio. En algún lugar escuché que a los seres humanos
nos corresponde ir a las batallas, pero
que los dioses develan el rostro de vencedores y vencidos. No lo sé bien. Pero
sé que la batalla contra el hambre, contra la pobreza, contra la injusticia,
contra la impunidad, contra la violencia, contra la ignorancia, contra el
desconsuelo, contra el abandono es nuestra. Es mía. Y la voy a dar.