miércoles, marzo 21, 2018

CIUDAD DE POETAS

Una ciudad de poetas 

es una ciudad que recuerda, desea, imagina; que construye lo mismo calles, parques plazas, parques, metáforas, porque se imagina a sí misma, y deja que sueño de sí guíe sus pasos; 


una ciudad de poetas

 está llena de hombres y mujeres que son personas, pero que son igual personajes de una historia de amor que se escribe a cada paso, en cada palabra, en cada mirada, con cada nombre;


una ciudad de poetas 

lleva en la bolsa, en el portafolio, en el maletín, en la mochila el amor por otras ciudades;
una ciudad de poetas 


provoca que cuando se abre un libro cualquiera, además de ser lo que es (Tijuana, por ejemplo), es también Madrid cuando García Lorca, y París cuando Cortázar, Montevideo cuando Benedetti, Santiago cuando Neruda, Nicaragua cuando Gioconda, Argentina cuando Alfonsina, Chiapas cuando Sabines.

Una ciudad de poetas 

vive lo mismo en el 2018 ( mientras escribo esto), en el siglo XIX, cuando Rimbau, en el siglo XXIV, bajo el mando de Hyperion.

Una ciudad de poetas 

valora el nombre de su ciudad, porque Tijuana, es una palabra que viaja y se siembra en incontables mundos, donde los tijuanenses, personajes de esta historia amor y desamor, vivimos

martes, marzo 20, 2018

Es martes

Es martes.

No cae del cielo otro cosa que no sea tu nombre.

Me encuentro sus letras entre las ramas de los árboles, atoradas en el letrero del café a dónde voy, (hay una en la taza donde me lo preparan), hay algunas colgadas en los semáforos. No es dificil suponer que otras estarán en parques, mercados, en los mostradores de las farmacias, en los carteles de los cines.


Abro mi mano. Una letra de tu nombre, como un copo de nieve, cae para mí

miércoles, marzo 14, 2018

He soñado

He soñado


Lo supongo, porque he despertado y tú no estás. Creo recordar una habitación, no muy amplia, una luz tenue , alguna música (un piano solo, dulce, casi lejano), y el aroma. Flores, Girasoles, aunque no sé mucho de ellas. 

Entonces te vi. 


Tu cuerpo frente a mí recortado de la noche. Escuché, porque más que verlos, escuché tus ojos llamándome. Me acerqué a ti. Mis manos probaron tibieza de tu cintura. Tus ojos me acariciaron mientras mis manos recorrían tu espalda, eterna e inagotable.

Te besé o me besaste o nos besamos, no lo sé. 


Recuerdo la humedad palpitante de tu boca, un temblor entre tus labios y mis manos sosteniendo tu rostro.

Pude sentir el peso de tus senos, el pulso sigiloso de tu vientre, la respiración agitada de tu sexo.
Te recuerdo recostada a mi lado. Miro el silencio de tus ojos, mientras algo me dices con tus manos. 


Después, solo tú cuerpo tendido a mi costado. Duermes.
Yo, quizá sueño con el tiempo en que no te conocía, mientras seguimos dormidos

martes, marzo 13, 2018

Explorador

Te exploré 

y encontré un territorio que confundía la realidad con el deseo. Quise -no sé si esto fuera posible- distinguir entre la que eres y la que imagino.

Con un afán de cartógrafo enloquecido palpé escrupulosamente cada extensión, cada pliegue, cada resquicio, cada hondura, cada poro de tu cuerpo.



Como cualquier explorador de lo imaginado seguí - quizá reconocí- las lineas de tu espalda y puse nombre a sus senderos. Los seguí hasta encontrarme con ciudades escondidas llenas de voces inmemoriales y de cantos sagrados. Escalé y descolgué tus hombros, dejando mis huellas (las de mis labios), hasta que finalmente, agotada de besarte, descansó mi boca al borde del precipicio de tus senos. 

No. 


No sé dónde es mi imaginación, dónde mi deseo, y dónde eres tú.

Ya no importa.