viernes, diciembre 30, 2011

Tiempo

Tiempo. En los meses recientes, el tiempo ha sido uno de mis temas recurrentes. ¿Cuánto dura la vida?, ¿cuánto un guiño?, ¿ cuánto el roce de unos dedos? ( porque la sensación me acompañó hora tras hora, y noche tras noche, mi piel acariciada no hizo sino recordar y recordar el breve paso de unos dedos, tus dedos). ¿ Cómo separar la caricia del recuerdo,? Sobre todo cuando lo que te queda para ... eternizar la caricia, no hace falta sino que la piel rememore. Así se eterniza el instante.


El tiempo. ¿Cuánto entre un beso y el siguiente? Hay ocasiones que entre un beso y otro hay sólo un breve respiro. Inhalarte. Para luego besarte.

Porque esta el tiempo entre un beso y otro, un tiempo que parece inagotable en donde cabe el viaje de la luna por el horizonte. Es entonces, tarea de mis labios rememorar. Rememorar textura, sabor, aroma, humedad, dolor. Rememorar un beso es invocar el recuerdo de tus ojos que se ocultan tras tus párpados, el de tus cabellos cobrando vida entre mis manos, el de tu respiración inspirándome.

El tiempo.

Una caricia. Un beso.

¿Cuánto dura una noche? La que nos rodea. La que inventamos.

¿Se puede inventar una noche que permanezca mientras nosotros estamos en ella? Indudablemente. La rememoro.

El tiempo.

Una caricia , un beso, una noche que se eternizan.

¿Será que la eternidad esta en nuestras manos, en nuestros ojos, en nuestros labios?

¿Será que contigo es que logro eternizarme?

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