Se llama Elena, le decían “Elenita”. Pero ella siempre quizo llamarse Grabriela.
Valiente, orgullosa, dinástica, altiva. Arengaba como tarjeta de presentación su ascendencia Hispana, heredera del porte ( y la sangre) del Marqués Ambrosio Spinola, aquel que aparece en la pintura “Las Lanzas” de Velásquez, dejando para posteridad la rendición de Breda.
Aunque nació en la peníns...ula de Yucatán, su tierra, era el mar. Un mar iluminado por una luna enrojecida, un mar encabritado de tiempo en tiempo por los vientos del norte, un mar verde ( como los ojos de ella) que terminó por ser la mejor metáfora de la abuela Elena.
Su frase preferida, su lema, que se convirtió en una declaración de principios ( que debía trasmitirse de generación en generación) era: Sólo Veracruz es bello.
Veracruz y sus tranvías; Veracruz y su café de la parroquia; Veracruz y su malecón; Veracruz y su mercado de pescaderías donde el chilpachole de camarón, jaibas rellenas, camarones al mojo de ajo,; Veracruz con su tortillería con sus gordas negras, blancas, dulces y sus picadas rojas; Veracruz y su Boca del río; Veracruz y el playón, Veracruz y los toritos de mango; Veracruz y la nieve de Guanábana ; Veracruz y el hotel Royalti de Don José, un español que ( a diferencia de ella) no descendía de la corte, cuyo bisabuelo no figuraba en ninguna pintura y que por supuesto, no había luchado ni vencido en Flandes .
Heredera de la altives, sus hijos tuvieron muchos hijos, pero ella solo reconoció a un nieto u un bisnieto . Los demás, indudablemente éramos hijos de sus hijos, nietos de ella, sólo Paul ( mi hermano ) y bisnieta sólo Georgina hija de Jorge, hijo de mi tía María Elena.
Su vida antes de ser la abuela elena siempre fue un misterio, nadie sabía su verdadera edad, ( ningún hijo miró alguna vez un acta de nacimiento de ella), nadie sabía por qué ( ni por quién) había abandonado ( o huido o fugado) de Campeche, ni por qué rompió con su familia apenas terminada la adolescencia, su llegada a Veracruz, a su tierra llena de oleajes, siempre una historia cubierta por la bruma. No hay nada de que hablar, decía. Del abuelo ( la verdad nunca supimos si lo del abuelo siempre fue en singular ) se tejían historias tan célebres como inverosímiles; ya era marinero o pirata, vendedor o forajido, hombre de su casa o malandrín. Cada vez que ella contaba algo de él , sonaba a la creación de un personaje secundario en la trama de su vida. En una de estas , lo de mi abuela Elena, además de la cocina veracruzana , era la dramaturgia.
No puedo decir que yo era cercano a ella, puedo decir que yo era el hermano mayor del único de sus nietos, pero recuerdo con gusto los viajes con ella en tren de la ciudad de México a Veracruz, ya de día de noche, siguiendo la ruta inconfundible ruta de cumbres de maltrata, abismo que como rumorosa veracruzana en su bajada hacía crujir los vagones del tren, chirriar los frenos y poner de punta los pelos del adolescente que era en ese entonces . Para mi abuela, el descenso de Maltrata era sólo la oportunidad para abrir el termo de café y comer galletitas Marías con mantequilla.
La abuela elena, vivió incontables años en Veracruz hasta que enferma no pudo seguir viviendo sola. No aceptaba “ayuda” de mujeres en su casa, ya que todas, era o ladronas o güilas ( prostitutas, per ella les decía güilas) o ladronas y güilas. Mi padre y mis tíos decidieron cerrar la casa de la abuela en Veracruz y llevarla a la ciudad de México . De ninguna manera fue fácil. Fue agravio que no perdonó.
Terminó sus días visitando a sus hijos, jugando canasta , hablando con su nieto Paul y su bisnieta Georgina.
Murió a una edad que sigue, y seguirá siendo un misterio. Alguna vez mi tía Nena, preguntó en una cena navideña a varios de sus hermanos, si alguno sabía le edad exacta de mi abuela al morir.
Nadie supo que contestar.
Su único nieto, Paul, a su hija mayor, en homenaje a la abuela elena, le puso Gabriela.
En fin , yo sólo era un hijo de uno de sus hijos. Creía firmemente que yo era extraterrestre y que un día tendría que escribir la historia de la familia.
Va pues lo segundo, no lo primero.
viernes, agosto 31, 2012
La abuela Elena
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario