a poesía, y entonces uno se gasta, es decir, me gasto la tinta como mares, y las hojas como dunas en el desierto, tratando de decirte, porque el caso es también quiero decirte que tú, y tus ojos, y el espacio que dejas a tu paso, y el recuerdo en mis manos del roce de tu vaivén, y que entonces las palabras se queden sobre ti, como sobre las dunas del desierto, pero la tinta se hunde, porque las palabras, claro, yo lo sé , no se sostienen en los desiertos, ni en las nubes, ni en los otoños , ni el frio del invierno, pero uno es terco, - cierto, soy terco- y me consumo en palabras que, en última instancia tú lo sabes…) poco , si es que algo de mi, te pueden decir.
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