Es martes.
No cae del cielo otro cosa que no sea tu nombre.
Me encuentro sus letras entre las ramas de los árboles, atoradas en el letrero del café a dónde voy, (hay una en la taza donde me lo preparan), hay algunas colgadas en los semáforos. No es dificil suponer que otras estarán en parques, mercados, en los mostradores de las farmacias, en los carteles de los cines.
Abro mi mano. Una letra de tu nombre, como un copo de nieve, cae para mí
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