ÁNGELES DEL ABISMO
ENRIQUE SERNA.
“Quién dice que cuando se habla de historia, necesariamente se habla del pasado?
¿Cuándo llegó el pecado?
¿ Cuando el infierno?
Me refiero a las tierras de mesoamérica.¿En 1529 , cuando Fray Bartolomé de Olmedo, acompaña a Hernán Cortés en la aventura que culminará con la derrota de México Tenochtitlan ?, ¿ En 1524, cuando llega la primera misión Franciscana con doce sacerdotes?, ¿ O en 1526, cuando arriban los primeros Dominicos ?. Para 1559 en la Nueva España, había 380 Franciscanos, 210 Dominicos, 212 Agustinos. ¿ Ellos traen en sus alforjas, una cruz , la nueva palabra, y a su mejor invento, el pecado y el infierno?
Claro que junto al pecado y el infierno llegó el cielo, la salvación, el alma, los nuevos dioses – “los verdaderos” – los hombres que conocían las palabras para nombrarlos, para invocarlos, para pedir su favor o su perdón. También llegaron las nuevas armas, las que despedían fuego, los nuevos males que mataban a miles de un tirón. Arribaron los nuevos amos de lo que había sobre la tierra y bajo ella, los señores nuevos dueños de los pueblos con todo y sus hombres y sus mujeres. El Papa se las dio. Hubo entonces una nueva lengua, otras leyes, otra sociedad, la discriminación , el racismo, otro tiempo, otra vida.
Enrique Serna, se sumerge en el choque de mundos, de tiempos, de dioses, de palabras para contarnos las historias (en medio de la Historia) de Crisanta y Tlacotzin. Una Castiza y un Indígena. Cada uno vive en carne propia las profundas contradicciones del tiempo novohispano: la Iglesia que ama y la que persigue, la misión y la inquisición – el espiritual Fray Gil de Balmaceda y el amante del poder Fray Juan de Cárcamo ; los dioses viejos y los nuevos - Huitzilopochtli o Jesús , Tonantzin o Guadalupe – la palabra en Nahuatl o en Español. Un mundo que se niega a morir, frente a otro inmisericordemente transplantado. Ambos jóvenes huyen – de su pasado y de su presente- y en su huida se encuentran. Sin saberlo tratan de escapar de lo mismo. Crisanta no huye solo de su Onésimo , su padre Español venido a menos, quién abusa de ella en todos los sentidos imaginables, huye de todo lo que él representa, la arbitrariedad del poder, la hipocresía y la ambición desmedidas al servicio del egoismo. Diego San Pedro Tlacotzin, trata de escapar de lo que su nuevo nombre no puede ocultar: la contradicción, el contrasentido, el sincretismo, el desgarramiento interior ante la lucha por la lealtad, la duda ante la búsqueda de la verdad .
El virreinato, el tiempo novohispano es quizá una de las épocas menos cercanas al corazón mexicano. Intuimos el dolor, el enfrentamiento. Estudiamos, interpretamos vivimos, nuestra histórica desde un maniqueísmo que poco ayuda a la comprensión de lo pasado. Si en la historia solo hay buenos y malos, y en la conquista y en la Nueva España los españoles malos y los indígenas buenos , poco entenderemos lo sucedido en tres siglos de nuestra historia.
Esta es , ya mismo, una de las razones por las que la novela, Angeles del Abismo de Enrique Serna vale la pena. No hay buenos y malos asociados al origen, a la religión, al oficio. Hay nobles y vendepatrias los mismo entre indígenas, como entre españoles, entre sacerdotes católicos como entre adoradores de la Coatlicue, entre mercaderes como en artistas, entre hombres como entre mujeres.
La novela tiene, además, otras virtudes.
La investigación histórica que el autor hace del tiempo prehispánico y novohispano es profusa. Se notan las horas de lectura y la cantidad de notas y apuntes que seguramente hizo sobre la cultura Mexica, sus costumbres, rituales, dioses, nombres, tradiciones, como sobre el momento que la Nueva España vivía durante el siglo XVI. Un tiempo donde la conquista armada había dejado su paso a las otras, las de mayor profundidad, las que se llevaron a cabo a fuego lento, las que no dejaron muertos en los abismos, sino creyentes en las iglesias, compradores en los mercados, estudiantes en los colegios, trabajadores en las tierras, en las minas , en los obrajes , aquellas conquistas que paulatínamente se instalaron en las consciencias de los pueblos: La Espiritual, la Cultural, la Política, la Económica. Para cuando Crisanta y Diego San Pedro –Tlacotzin se conocen, si bien aún hay quién recuerde a la Tonantzin, el culto a la Guadalupe se arraiga lenta, pero sólidamente casta a casta..
Novela que nos invita a reflexionar , como sociedad mestiza, sobre nuestros orígenes, nuestras contradicciones, nuestros absurdos, nuestras complejidades.
Una historia entre dos que pasa por ser la historia de muchos. Cuántos personajes coloniales , divertida o tristemente son retratados por la pluma de Serna para mostrarnos como éramos y en una de estas, como somos. Novela para conocer el pasado y encontrarnos en el presente.
Es cierto, la colonia no es un tiempo heroico como la Independencia, la Reforma , la Revolución. Pero si en algún lugar nació el tiempo mestizo, fue ahí.
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