jueves, noviembre 14, 2013

A veces



A veces la vida parece eso, un mar sin costas, un río sin orillas,  un cielo sin horizonte.
A veces, sólo a veces, no hay  un monte, una estrella, una nube, un cuartito menguante, una leve briza.
 A veces, miramos hacia atrás, sobre lo andado,  y no parece haber diferencia de lo que se mira hacia adelante, lo que nos falta andar, o hacia arriba, donde se haya lo  que nos alumbra, o hacia abajo donde arrastramos las sombras. 
A veces, sólo a veces se escuchan  murmullos de quien sabe dónde, parecen palabras, entonces parece que alguien habla,  pero también parecen llantos, y entonces parece que alguien llora.
No siempre sabemos si lo que escuchamos es el agua que corre por un río que no alcanzamos a ver. Un río que no tiene orillas, que desemboca en un mar que no tiene puertos, cobijado por un cielo sin horizontes. 

Entonces, a veces, escuchando el silencio  de mis pasos, me  doy cuenta, con la vida abierta  por los seis costados,  que las palabras que el viento arrastra y se escuchan como murmullos que corren por debajo de la tierra;  que las lágrimas que  me llueven , dejando una huella húmeda  cada paso que doy ,  son mías,  y que   yo soy  un  río sin orillas, un   mar sin costas,  cielo sin horizonte.

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