Locura.
Insensatez.
En mi Delirio una
mujer me espera.
¿Estas ahí?
Soñarme entre tus
brazos y amanecer cobijado por tu piel.
Imaginar, desear,
breve, fugazmente tu boca, dudar que al llamarte, sea tu voz la que encuentre y
entonces… tu voz al teléfono susurrando “ven…”. Es una locura, es otra
realidad.
Pasión que cuando
inquieta, apacigua, cuando humedece,
incendia, cuando es econcreta, tangible, real, enloquece.
Saber que
quererte es insensato, que además quererte como te quiero es , impensable,
irreal porque atenta contra la lógica mundana, por que deposita el centro y devenir del mundo, el
pasado y el futuro, lo tangible y lo inasible
en solo nombre: el tuyo.
He temido
confrontar mi delirio, me ha dado miedo buscarte y no encontrarte, suponerte y
no saberte, no quiero soñarte y
despertar sin tí con la duda: ¿ solo vives cuando yo duermo?
¿Estas ahí?
Este delirio de
estar contigo, de correr por calles y
avenidas negando la existencia de los otros para iniciar el interminable rito de
tu cercanía. Este sorprenderme y
engolosinarme ante cada vestigio de tu existencia, ante cada evidencia de tu
vida en la mía: tu aroma, que es como tu otra sombra, migajas del pan que
compartimos, tu mano en mi cabello, mi
nombre en tu boca, mis manos rodeando tu cintura, el silencio que pasa de tus
labios a los mios, la cafetera encendida, los pasos que invariablemente, te
anuncian, dos tazas vacías.
Una calle nos ha
visto pasar, la luna nos ha mirado, mi
cama tibia te ha conocido. Y sin embargo… en ocasiones me pregunto…¿ Estás ahí? .
Locura de conocerte. De dudar de tu existencia. El caso es que a
veces uno duda de su felicidad. Es tan difícil ser feliz, ( y cuando uno lo
logra, o parece que lo logra, dura tan poco, la felicidad parece bruma entre lo
dedos) que cuando parece inalcanzable uno termina por inventarse algo, no sé , lo
que sea, un sueño, una fantasía, vaya, un delirio. Yo no sé cuantas veces termino por
preguntarme si eres fruto de mi experiencia o de mi imaginación. Dudo de una
belleza, la tuya, que la tarde en que te
conocí, creí prohibida para mis manos, inasible en mi vida. Y de pronto ( sin
esperarlo ,pero deseándolo ) tu voz
hablándome, tu cercanía respondiendo a mi acecho, tu cabello
resbalándose entre mis dedos, mi mirada reconociendo, palpando las profundidades del alma que tus ojos
me mostraban , mi boca probando los indescifrables aromas del ropaje que la vida te dio.
A veces te añoro como una delirante invención, y después de
comprobar tu existencia (hasta desalojar cualquier duda), te quiero aun a riesgo de no contar contigo, de
ser única voz, un amante solitario más, un sueño, un delirio de mi mismo.
¿Pero acaso no
cierto que la locura se mece en la
realidad?
Delirio. Solo
existen los lugares que has pisado, las paredes que has tocado. Hay un mundo
improbable, extraño y lejano, quizá
inexistente, por que tú no has estado ahí. Este mundo distante, intangible lleno de personajes aparece
y se esfuma a tu paso. Quizá yo mismo solo
existo cuando me nombras, y me
desvanezco en tu ausencia.
No hay mas tiempo que el que trascurre a tu
lado.
Este delirio que
tu presencia torna en certeza.
Certeza voz,
certeza piel, certeza abrazo, certeza mujer.
Existes, existo.
Tu piel resuelve el enigma.
Quererte y probar,
más allá de toda duda, que me quieres
también.
Mirarte y saber
que me miras también.
Dolerme y saber
que te duelo también.
Uno espera toda
la vida para querer asi, por alguien así.
Sin detenerse en
las horas, en las noches, en los incontables años ; dejando claro que lo que vale
del día ( de la vida quizá ) es un beso
, una caricia , una canción compartida , un instante pues, un instante.
Tu voz llamando “ven…”
lo mismo desde el teléfono que desde la
noche, desde mis brazos , como desde mis sueños.
Locura.
Insensatez.
En mi delirio, en
mi realidad, una mujer me espera.
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