No puedo
amarte sino empecinadamente, contra el orden natural de las cosas, contra el
discurrir del tiempo, contra el dictado
de la historia, contra el instante. No puedo amarte sin luchar contra lo
efímero, lo fugaz , lo perecedero, lo momentáneo. Amarte es de suyo,
empecinarme contra la vida y sus dictados. Mi
amor, mi empecinado y terco amor tiene que significar algo más (sé de
sobra que mi terquedad – como lo es mi
amarte- es ridícula, imposible, incauta) que no es sino una faceta más de mi guerra
contra la muerte, contra el destino, contra el cosmos que se expande hasta el
cansancio. Desde que te amo, cada beso es un reto imposible, de futuro
improbable. ¿De dónde este empecinamiento porque cada beso – o uno solo, dure
la – o una eternidad ? ¿ de dónde
proponerme que una palabra nacida de tus
labios, se cuele en el continuum ?
En una de estas amarte es una forma de suponer que hay algo
que me conecta con lo eterno; que hay algo nacido de mí que va más, mucho más
allá de todas las fugacidades que me rodean, de todos los objetos efímeros que
me circundan, de las inutilidades que en ocasiones digo o hago
o pienso.
Quizá amarte, no sólo
es lo mejor que puedo hacer para trascender, en una de estas, es lo único que puedo hacer para que mi vida me sobreviva.
Uno
piensa que amarte sobrepasa el
tiempo y que todo empequeñece frente al amor que siente. Mi amor por ti
debe durar más que la guerra de 100
años, que la formación de una estrella roja, el nacimiento de una cordillera,
la formación de los mares, que la vida de Andrómeda .
Empecinadamente uno dice, uno se
empeña, confía en que su amor
permanezca , que de geste a sí mismo, que cada palabra ( aun simples,
sí, ven , voy, tu ) sea un eco que resuene encada roca, que un gesto ( y su
recuerdo) dure lo incontable.
¿De tiempo
en tiempo me pregunto si así será ? si
esta lucha contra el tiempo es verosímil. ¿ Habrá manera de saberlo? Hombre,
como saberlo, no, no lo sé.
En realidad son
muy pocas las cosas que verdaderamente se saben. Ese es el caso, la vida
de pronto parece tan corta, un suspiro. No hay tiempo de descubrir si no algunas
cosas que valgan la pena . ¿ Qué se puede saber de ella?.
Reconozcámoslo son inconcebiblemente más las cosas que no sabemos, por la vida es inmisericordemente corta.
No, no sé si mis caricias durarán más que mis manos o mis
besos más que mis labios.
Pero esto es lo que mi amor pretende. Retar al tiempo, al
movimiento de los astros, al ciclo de la Luna, a la existencia de las
constelaciones, a la vida del sol.
Sólo eso.
Este amor no quiere
otra cosa que la inmortalidad.
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