6.- Si mi papá veneraba al Atlante y al futbol, mi madre,
Consuelo, – hija de Juan Benjamín y Tinita- se declaraba fanática del Cha Cha Cha de Jorrín y su Orquesta, de Olga Guillot, de
los boleros de amor y desamor como “La Puerta” de Luis Demetrio, “El Reloj”, y
“La barca” de Cantoral, de la voz de Astrud
Gilberto y su “Chica de Ipanema”, y de todo Álvaro Carrillo . Consuelo, llevaba
lo Moncada en los pies.
Consuelo era, por decirlo de alguna manera, la responsable
del Playlist de la familia (en otros
tiempos se diría que por ella pasaba el soundtrack de la familia Morales
Moncada). De este modo la sala, con
el aparato de sonido convertido en su
corazón palpitante, se convertía en el epicentro de la casa.
A Consuelo, como a ninguno de sus hermanos, se le dio la música como instrumentista. Recuerdo la
historia que contaba de cuando de niña la enviaron por meses a unas clases de
piano, que resultaron inútiles y
fastidiosas. Luego entendí que lo suyo
no eran ni el Barroco, ni el clasicismo
europeos, sino la salsa y el bolero cubanos. Y esto no era totalmente
extraño, hay una línea Moncada que se sitúa en Cuba (de hecho, así se llamaba,
Moncada, el famoso cuartel asaltado por
Fidel Castro en aquel 26 de julio de
1953 cuando iniciaba su movimiento que terminaría por derrocar a Fulgencio Batista en 1959).
Quizá por ello (aunque es de esas cosas, que nunca se
saben) en el ADN de Consuelo Moncada,
encontraron su lugar incontables Cha cha
chas, Danzones, Mambos Huarachas, Sones, y Boleros nacidos en la isla caribeña.
Durante décadas, la casa se inundó de
las voces de la Guillot y su “Tú me acostumbraste”; de Pérez Prado y su “Mambo
número 8”; la orquesta Aragón y su
“Cachita”, de Enrique Jorrín y sus “Clases del Chaga Cha Cha”, de Daniel Riolobos y su “Cuenta conmigo”; de Sonia “La única” y su “Te amaré toda la
vida”.
Mujer con corazón hecho de cadencias, le siguió de cerca ,
es decir de oido a José José, a Marco Antonio Muñiz, a los Hermanos
Castro, y terminó siendo fanática de Juan
Carlos Calderón, creador, él solito de grupos como “Mocedades”, “Trigo Limpio”
y “Sergio y Estíbalis”.
La influencia del
papá trompetista Juan Benjamín, hicieron de Consuelo una coleccionista de Herb Alpert y sus
Tijuana Brass, por lo que era costumbre una mezcla musical que incluyera, lo
mismo “Casino Royal”, “Tijuana Taxi”, o “Fandango”’.
La musicalidad de Consuelo la llevó a incorporar en sus
gustos (y en nuestra discoteca) lo mismo a Sergio Méndez y su Brasil 66, a la
voz aterciopelada de Astrud Gilberto con su “Chica de Ipanema”; aunque su
musicalidad fue refractaria a las diversas formas de rock, por lo que Los
Beatles y los Doors, y sí fue escucha de
Enrique Guzmán, Cesar Costa y Angélica María.
Si mi herencia paterna fue el futbol, la literatura Rusa y LA Francesa; la materna es un
gran pentagrama, un amplio teclado donde caben ritmos, voces, cadencias.
Mis gustos futboleros y literarios vienen del buen
Spínola, mi soundtrack, mi playlist es herencia completita, de Consuelo, Moncada.
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